Solar de la Victoria

Explora la Distinción de Solar de la Victoria Nuestro Tinto Roble 2019 de Arribes

Origen y Elaboración

Nuestro Tinto Roble 2019, procedente de la renombrada Denominación de Origen Arribes, es una expresión auténtica de la variedad Juan García. Proveniente de viñedos con una edad promedio de 90 años, este vino es cuidadosamente elaborado para capturar la esencia única de la región.

Crianza y Envejecimiento

Tras la vendimia, el vino es sometido a una crianza en barrica americana durante un mínimo de 6 meses, permitiendo que desarrolle su carácter distintivo y su complejidad. Posteriormente, continúa su evolución en botella durante 6 meses adicionales, alcanzando su plenitud aromática y gustativa.

Perfil Sensorial

En la fase visual, nuestro Tinto Roble 2019 se presenta con una intensidad en el color granate y cereza brillante, indicando su juventud y frescura. En la fase olfativa, se revelan aromas seductores de fruta roja madura, como grosella, arándanos y moras, complementados por sutiles notas de regaliz. En boca, se destaca por su persistencia, longitud y frescura, con una estructura franca, elegante y equilibrada que invita a otro sorbo.

Maridaje Perfecto

Este vino es un acompañamiento versátil para una amplia gama de platos. Desde todo tipo de tapas hasta pulpo a feria, pescados al horno, mariscos a la plancha, carnes a la parrilla o asadas, embutidos, curados y quesos, nuestro Tinto Roble 2019 realza la experiencia gastronómica con su frescura y equilibrio.

Servicio y Consumo

Para disfrutar plenamente de este vino, se recomienda servirlo a una temperatura entre 14º y 16º Celsius, lo que permite que sus aromas se expresen plenamente y su estructura se equilibre en el paladar. Con un potencial de guarda hasta el año 2027, este vino promete deleitar los sentidos tanto en el momento como en el futuro.

DATOS TÉCNICOS DE LA ZONA

La comarca disfruta de un clima de características mediterráneas con influencia atlántica. Las precipitaciones se producen a lo largo del ciclo vegetativo, con veranos secos, cálidos, soleados y un efecto de insolación, incrementado por las inclinaciones del terreno y una buena orientación de las laderas. Los suelos son poco profundos, de textura arenosa con piedras de granito y cuarzo sueltas, con frecuentes afloramientos rocosos y de escasa materia orgánica. El subsuelo perfectamente drenado, tiene un componente que actúa de regulador térmico entre el día y la noche; el factor pizarroso; acumula el calor durante el día, desprendiéndolo gradualmente en la noche, permitiendo así una mejor maduración de la uva